martes, 26 de mayo de 2009

La catrina.

Desde hace tiempo, quería escribir algo acerca del tema de la muerte, no por que la espere con vehemencia, sino porque es un tema que puede tener tantos matices como advocaciones y nombres del funesto personaje que "encarna" o "descarna", mejor dicho y por que aunque casi todo el mundo le teme, hay inclusive gente que la ha santificado y hecho receptora de sus plegarias y oraciones.
Así pues, comencemos por la definición de la muerte:
Del Latín: mors, mortis
Cesación o término de la vida
En el pensamiento tradicional, separación del cuerpo y el alma.
Destrucción, aniquilamiento, ruina.
Definen en wikipedia a la muerte como "la extinción del proceso homeostático y por ende el fin de la vida".
He vivido la muerte desde hace muchos años, lo recuerdo perfecto cuando era apenas un estudiante de medicina y hacía guardias de motu proprio en los pabellones del Hospital General de México ( vaya que tenia ganas de aprender medicina, de haber sabido que despues tendria mucho tiempo para aprender, mejor me hubiera quedado a dormir en mi casita), una mañana falleció un paciente de insuficiencia hepática y nos dimos a la tarea el residente de guardia, los internos y yo de reanimarlo a ver si podiamos entregarlo con vida para el siguiente turno, y funcionó al menos durante uno o dos minutos ya que después de obtener el tan ansiado ritmo cardíaco y que su cerebro recibió oxígeno suficiente para recobrar la conciencia, lo único que llegó a poder articular su pérfida lengua fue un sonoro "chinguen a su madre" y después de ello empezó a tener bradicardia y paro irreversible ( a pesar de que con todo y la mentada desde el menos acá, le volvimos a hacer el intento por revivirlo), así que después tuvimos que llenar el certificado de defunción. Todo gracias a que su proceso homeostático se extinguió.
Siempre me quedó la duda si en realidad había regresado para hacernos saber en su muy peculiar modo que ya lo dejáramos descansar o a lo mejor penso que no lo estabamos reanimando muy adecuadamente y expresó su molestia de esa forma, pero luego de tantos años he concluído que ni una ni otra, la explicación más lógica es que fue para lo que le alcanzó por su encefalopatía hepática terminal.
Y como ese caso, decenas, que no ya cientos en estos 16 años de estar envuelto en la relación médico-paciente y a fin de cuentas uno se acostumbra a convivir con la huesuda (otro mote) y hasta hace la broma de "otra raya más al tigre" o la tan consabida "otra ranura más al estetoscopio", pero a pesar de eso hay algunos casos que todavía desequilibran la homeostasis cerebral de un servidor al ver la muerte "face to face" como dicen en los programas maravillosos del 911 gringo. Me explico, hace apenas un mes, que empezó la epidemia de la ya famosa influenza A H1 N1 y que en esos días solo era conocida por influenza porcina, cuando me toco guardia en la unidad de cuidados intensivos pediátricos y recibí al inicio del turno a una niña de 3 años de edad con una neumonía atípica y con datos de daño pulmonar agudo ( para los que no sean médicos estaba bien jodida y sus pulmones llenos de agua que se fugaba de sus venas capilares pulmonares), total que después de 1 hora se empezó a deteriorar y comenzó el via crucis para todos, estuvimos dandole RCP durante dos horas, pero al final de ese lapso y 11 ampulas de adrenalina, 8 de atropina, 3 de bicarbonato, diurético, aminas y casi infusión de agua bendita y 1 litro menos de sudor del médico (osea yo), falleció, inclusive les he de confesar, le hablé varias veces durante la reanimación pidiéndole que no se fuera; nada se pudo hacer y la catrina , recogió su pequeña alma en la madrugada.
Eso me entristeció profundamente y me demostró que por más años que pasen, todavía quedan cosas que nos hacen flaquear.

Morir es encenderse bocabajo
hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.

Apagarse, es morir lento y aprisa
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.
Jaime Sabines. Algo sobre la muerte del Mayor Sabines.(1973)
Y se puede también morir en vida, cuando por desamor, se siente que la existencia es en vano y que solo la homeostasis del cuerpo lo mantiene a uno con vida, porque con desamor, no se duerme, no se come, a duras penas se trabaja y piensa (en otra cosa que no sea el ser amado).
Ya no se digan los muertos vivientes de la pelicula gacha de horror como en el regreso de los zombies o en la version mexicanoide algo más refinada de Sobrenatural en el que el marido de la protagonista, termina por medio de un hechizo de vudú siendo un ser inanimado,un autómata, algo así como el jefe de servicio de cualquier hospital de este IMSS querido.
En definitiva, se pueden hablar y escribir infinidad de cosas de la muerte, pero la frase en la que todo mundo, científicos, fanáticos, cómicos-mágicos y musicales, etc, etc coinciden es en que de esta vida, lo único seguro es, paradójicamente la muerte. (Salvo que seas vampiro draculiano, sin albur).
Sine qua non.

2 comentarios:

  1. Antes de iniciar mi comentario quiero decir que el término "venas capilares pulmonares" para quienes no son médicos, hace más sencillo el entendimiento, en la razón de comprender la capilaridad jajaja.
    Leí el texto y saber que 11 ampulas de adrenalina 8 de atropina sumadas al sudor del médico y el resto del tratamiento, conformaron el esfuerzo de alguien por arrebatar a un alma chiquita de las manos de la "innombrable" me hizo sentir triste, más cuando se trata de alguien tan pequeño y que significa los sueños y esperanza de unos padres.... sin embargo no podemos evitarla nos acecha desde el día en que nacemos, es nuestra eterna compañera.
    A través de las líneas sentí tristeza, pero como evitar también las risas con ese tan sabio hombre enojado por no dejarlo descansar apropiadamente y en paz... Y dándome cuenta de que la sangre no me apetece, creo que me quedo con Sabines y su enfoque cursi y suave de la muerte, claro, mientras mi homeostasis me de para más....Gracias

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  2. Mi querido SINE QUA NON:

    Cito a Jesus Ferrero, premio al ensayo 2009

    "La muerte es lo que siente el otro cuando estamos muertos"

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